Perversiones

Sadismo y Masoquismo.


Se trata de dos parafilias que se complementan y que poseen ambas una gran tradición literaria el sadismo debe su nombre al marques de Sade que vivió en el siglo XVIII y paso gran parte de su vida en prisión, donde escribió varios libros en los que se describen relaciones sexuales con una gran carga de violencia. El termino masoquismo viene de un austriaco llamado Masosh, quien en el libro titulado la Venus de la piel relata escenas de duros castigos dentro de la relación sexual. Sadismo y masoquismo son términos que han alcanzado una gran popularidad hasta el punto que, a menudo, se realizan en el lenguaje cotidiano, sin ningún tipo de notación sexual. En estas dos parafilias se produce una asociación psicológica entre la excitación sexual y el dolor, humillación, sumisión o dominio. El sadismo se define como la necesidad de provocar dolor físico moral a otra persona para conseguir placer sexual. El masoquismo por su parte consiste en la necesidad de sufrir dolor físico moral humillación o sumisión para conseguir placer sexual. Se desconocen las estadísticas exactas sobre las frecuencias de estas conductas entre la población. En realidad, algunos elementos sádicos o masoquistas leves, reales o imaginados es posible hallarlos en muchas personas. Kincey, por ejemplo, encontró que un 10 % de los hombres y un 3 % de las mujeres se habían excitado alguna vez mediante fantasías sádicas o masoquistas. Sin embargo, es dudoso que estos caso constituyen un autentico trastorno. Las personas que realmente lo padecen es poco probable que lo confiesen, sobre todo cuando lo practican con una pareja que colabora gustoso. Estas alteraciones de la conducta sexual son mas frecuentes entre los hombres. Las mujeres, cuando las presentan, suelen preferir el papel masoquista, circunstancia que algunos autores han relacionado con el rol pasivo que se supone propio del sexo femenino en una relación sexual normal. A partir de hay se ha especulado con la posibilidad, en absoluto demostrada, de que estas alteraciones pudieran tener un origen biológico, innato.

En las relaciones sadomasoquistas, la persona no cuenta, lo importante es la escena la situación, la teatralidad. No es de extrañar que exista toda una industria destinada a fabricar objetos de consumo para estas personas (cadenas, correas, utensilios de cuero de diversos tipos y toda una indumentaria especial). Al parecer, lo que más excita al masoquista es que le humillen. Para conseguirlo, consiente en ser atado y arrastrado como un animal, o admite que la pareja orine o defeque encima de el.




Para algunos, basta con que estas humillaciones sean simplemente verbales. La mayoría de ellos no obtienen un gran placer con el dolor fuerte o agudo en cambio, el sádico, a veces, no se contenta con esto sino que siente necesidad d infligir verdaderas lesiones que en ocasiones, a llevado a la muerte. Por ello es conveniente que entre los dos miembros de la pareja exista una confianza y sepan hasta donde puede llegar cada uno en las relaciones sadomasoquistas el orgasmo suele obtenerse por masturbación o por coito anal, aunque no es extraño que se produzca espontáneamente debido a los elevados niveles de excitación que se alcanzan. El tratamiento de estos trastornos es difícil, las técnicas de modificación de conducta parecen ser adecuada para ello, pero existen muy pocas referencias. El psicoanálisis, en cambio, se ha utilizado muchas veces en estos pacientes, aunque no se dispone de cifras sobre los resultados.



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